Compostaje: Cómo transformar los residuos orgánicos degradables en un producto aprovechable para la tierra

Al igual que en el sistema convencional, se utiliza un contenedor para depositar los restos, denominado compostador, con la diferencia de que la basura no se lleva al vertedero, sino que se aprovecha. Los microorganismos del compostador realizan un proceso de descomposición aeróbica (con oxígeno) que transforma la basura en compost. Si se realiza de forma adecuada, no genera malos olores.

¿Cuáles son los beneficios de compostar?

Se obtiene una enmienda útil para las plantas de los jardines, huertas y balcones, ya que mejora la vida del suelo.
Disminuye la necesidad de comprar fertilizantes químicos y abonos.
Se fomenta una conciencia del reciclaje y aprovechamiento de los residuos que producimos.
Permite reducir la frecuencia de recolección de residuos ya que los materiales secos se pueden acopiar por más tiempo en el hogar.
Se reduce la generación de lixiviados en el sitio de disposición final de residuos, y en consecuencia la posibilidad de proliferación de agentes patógenos, ratas y animales.
Se reducen las emisiones de gases con efecto invernadero (GEI), en especial de metano, en los sitios de disposición final.
Se ahorra energía para recolectar, tratar y disponer los residuos.
Se usa menos suelo para la disposición final de residuos

¿Qué es una compostera?

Es el artefacto donde se disponen los residuos orgánicos, que busca garantizar la humedad, temperatura y aireación adecuada. En algunos casos, el compostaje se realiza directamente sobre el suelo o en un pozo.

Es recomendable la utilización de composteras, tanto de fabricación propia como de mercado cuando: los volúmenes a compostar son bajos; se cuenta con poco espacio destinado al compostaje (como balcones o patios) y se quiere cuidar el aspecto estético del lugar. Existen distintas composteras (artesanales o comerciales) o sistemas de compostaje (abiertos o cerrados).

¿Qué residuos son compostables?

RESIDUOS NO RECOMENDADOS PARA EL COMPOST:

DE LA COCINA

Alimentos de origen animal, como lácteos, carnes, huesos, conservas, escabeches, etc. Algunos tienen elevados contenidos de sales, además se degradan lentamente y generan olores que pueden atraer mascotas, roedores e insectos que en algunos casos son vectores de enfermedades.

Alimentos procesados y comidas elaboradas incluido el pan. Ocurre lo mismo que con los alimentos de origen animal.

Restos sanitarios como pañuelos y papel higiénico, pañales, etc. Pueden contener microorganismos patógenos vectores de enfermedades.

Papel o cartón limpio. La mejor opción es separarlos para reciclaje.

DEL JARDÍN:

Heces de animales domésticos como perros, gatos. Pueden tener microorganismos patógenos perjudiciales para la salud humana. Tampoco se recomienda incluir guanos o estiércoles de animales de granja criados en confinamiento.

Plantas semilladas no deseadas. Pueden germinar donde se aplique el compost. Lo mismo ocurre con las plantas con bulbos o rizomas.

Maderas tratadas con productos químicos. Pueden dañar a los microorganismos benéficos para el proceso y además contaminar el compost.

Cenizas del asado o la estufa. No es material orgánico que pueda descomponerse. En bajas dosis no ocasiona un problema.

¿CÓMO HACER EL COMPOST?

Lo ideal es ir colocando capas de 5 a 10 centímetros alternando capas secas (pasto, hojas, tierra de barrido) y húmedas (restos de comida), pero no hay una receta única para hacer este trabajo.

Para que se logre la descomposición de la materia orgánica sin olor, deben ocurrir 3 fases importantes, atendiendo a la aireación, humedad y temperatura.

FASES DEL COMPOSTAJE:

1: TERMÓFILA (2 a 4 semanas): Reducción de masa y destrucción celular. Mucho lixiviado. La temperatura varía entre 55° y 65°.

2: MESOFILA (2 a 5 semanas): Actividad microbiana (bacterias y hongos). La temperatura varía entre 40 y 45 grados.

3: MADURACIÓN (5 a 8 semanas): Actividad de macrofauna (lombrices, ácaros, insectos). Producción de ácidos húmicos – humus. La temperatura varía entre 25 y 30 grados.

Una forma de comprobar que nuestro compost se está haciendo es tocándolo para comprobar que esté calentito. Eso significa que los microbios están degradando y descomponiendo la materia orgánica.

¿CUÁNDO EL ABONO ESTÁ LISTO PARA USAR?

En verano, la descomposición será más rápida y tardará 3 meses. En cambio, en invierno, demorará uno o dos meses más.

El abono orgánico estará maduro cuando ya no se pueda distinguir los residuos incorporados, es decir, cuando logre tener un aspecto de tierra negra y esponjosa. Al olerlo, tendrá buen olor, a tierra fértil.

El tiempo que tarda en hacerse el compost es muy variable. En nuestra zona puede demorar entre 5 y 10 meses.

El compost distribuido en capas de 5 centímetros sobre la tierra es excelente para su protección a los cambios de temperatura y sequedad. Esta técnica se llama acolchado.

Para fertilizar una huerta de 10 metros cuadrados de terreno se precisan 30 kilos de abono aproximadamente.

POSIBLES PROBLEMAS: CAUSAS Y SOLUCIONES

NO HAY DESCOMPOSICIÓN: Puede faltar humedad, aire o alimento para los microorganismos. Para solucionarlo, se recomienda regar y ubicar la abonera en un lugar sombreado. Mantenerla cubierta y agregar bosta de caballo o guano de gallina, para mejorar la descomposición.

SI EL COMPOST TIENE FEO OLOR Y MUCHAS MOSCAS: Puede ser el exceso de agua y se recomienda airear, volteando el compost, haciendo agujeros con una barra o palo, remover bien y agregar pasto seco. No olvidar proteger la abonera de las lluvias y usar un mecanismo para que no se acumule agua en cantidad.

SI APARECEN HORMIGAS COLORADAS: Seguramente está muy seco. Debemos regar la pila para mejorar la humedad.